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La experiencia de vivir el Camino de Santiago

20:12
Nerviosos, esperábamos la llegada del momento de partir rumbo a Finisterre, donde comenzaría nuestro peregrinar hacia Santiago de Compostela con la Diócesis de Coria-Cáceres, llenos de ilusión y con las pilas cargadas para aguantar el largo camino que nos quedaba por andar.
Como a lo largo de nuestra vida, este camino ha estado lleno de dificultades que superar, como todos a lo largo de nuestra vida. Cada uno de nosotros hemos tenido nuestros momentos buenos, malos y regulares.
¿Quién no va a recordar la famosa cuesta, que nos veíamos inicialmente incapaces de subir? Sufrimos, sí, no fue fácil el subirla, pero aún así mereció la pena, pues al final de ese trayecto, nos encontramos en un mirador con unas vistas increíbles.
Esta etapa la podemos asemejar a nuestras vidas, pues siempre hay momentos malos por los que pasamos, pero tras ellos, siempre viene la calma y la alegría de haberlos superado sin habernos rendido, teniendo finalmente una recompensa.
No todo era andar en nuestro día a día, iniciábamos la mañana rezando Laudes y posteriormente echábamos a andar. Al llegar a nuestro destino teníamos tiempo libre (poco, todo hay que decirlo) para comer y bañarnos en la playa o en la piscina. Tras terminar, nos reuníamos para tratar sobre un tema (Jesucristo, la Eucaristía…) y después formábamos el grupo y hablábamos sobre lo dicho con anterioridad. Tras todo esto, teníamos la Eucaristía, donde cada día, se iba incrementando el número de gente para ir a comulgar, gracias a la magnífica labor de todos los sacerdotes que han ido y organizado esta peregrinación, que en todo momento estaban dispuestos a confesar al que lo necesitara.
Cada uno de nosotros, iba por un motivo distinto, unos por andar, otros por vivir una experiencia nueva, por renovar la fe, por estar con los amigos, etc..
Sin embargo, al final, todos podemos decir que, este peregrinar, nos ha cambiado la vida, nos ha hecho sentir cosas que jamás habíamos sentido. Nos ha hecho encontrarnos con Dios y saber que está ahí, a nuestro lado, que no nos abandona. El momento crítico en nuestro peregrinar, donde los sentimientos estuvieron a flor de piel y desnudamos nuestro corazón sin pudor, fue la Hora Santa donde algunos lloramos como niños al leer la frase donde Dios nos decía lo que quería que supiéramos, donde nos daba respuestas y nos hacía preguntas…
Otro de los momentos más emocionantes que hemos vivido, ha sido la Vigilia de los Jóvenes, que tuvo lugar el Sábado 7 de Agosto en el Estadio de Fútbol del Compostela.
Unos 8.000 jóvenes unidos, rezando, cantando y emocionados a la luz de las velas, cuando hacía su aparición la Cruz del Papa (la Cruz de los Jóvenes). En esta vigilia, cada vez que era nombrado el Papa Juan Pablo II, todos los jóvenes le ovacionábamos, recordando su carisma y su amor hacia los jóvenes.
La llegada a Santiago de Compostela, fue triunfal, llenos de alegría, cantando, eufóricos, abrazándonos todos y emocionados por haber llegado, ahora nuestra meta era entrar por la Puerta Santa, para abrazar al Santo y rezar en su tumba, para lo cuál, tuvimos que hacer una larga cola que finalmente llegó a su fin, para poder presentarnos al Santo viviendo nuevamente una experiencia única.
Este camino, además de todo lo dicho anteriormente ha servido para hacer nuevas amistades, para fomentar nuevos valores, para unir a grupos de amigos…
A unos el hacer este camino les ha costado más, a otros menos, unos han terminado con los pies destrozados, rodillas, músculos, etc.. pero creo que todos tenemos la misma sensación y podemos decir orgullosos: “HA MERECIDO LA PENA”. Para algunos de nosotros, esta ha sido la mejor experiencia de nuestra vida y con seguridad, repetiremos.
Ahora tenemos por delante una nueva etapa, pues el camino es la meta, y nuestra meta ahora, será pregonar por todos lados las vivencias que hemos experimentado en esta peregrinación, cuya meta, inicialmente era llegar a Santiago de Compostela. Nuestra misión es renovar la fe día a día, comprometernos con la Iglesia, e implicarnos en las actividades que se propongan.
Luz Marina Hernández, 26 años Cáceres.

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