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D. Vidal Arias nos habla de los días DED en Montehermoso

 

 Artículo Primero
"Doy gracias al Señor por el regalo que nos hizo en los días del 11 al 14 del mes de agosto, de poder acoger a los jóvenes peregrinos que se dirigían a la Jornada Mundial de la Juventud con el Papa, Benedicto XVI, en Madrid. Os agradezco a todos y muy especialmente a las familias que habéis abierto con tanta generosidad vuestra casa de par en par a los 32 jóvenes franceses en los Días de las Diócesis. Días en los que hemos sentido el latido espiritual y profundo de ser acogida, que no es nada exterior ni nada de este mundo, sino la cercanía de Jesús dentro de nosotros, como una luz que se enciende, como una brisa que refresca, como un espíritu que vivifica. Los jóvenes al estar fuera de su familia y de sus ambientes normales, junto a otros jóvenes, se abrieron a la escucha de la palabra de Jesús, a percibir su verdad y su fuerza. “Estoy pensando en Dios”, me respondía una de las noches que le pregunté: ¿en qué piensas?, a uno de ellos que estaba en silencio cuando todos hablábamos. En las anteriores Jornadas ha habido muchos cambios de vida, muchas decisiones importantes, renovaciones espirituales y ver-daderas conversiones; y ésta no iba a ser menos. Por todo ello tenemos que dar gracias a Dios."   
 Artículo Segundo
"Nuestra diócesis de Coria-Cáceres acogió a 1.300 jóvenes de la Jornada Mundial de la Juventud en los días previos al encuentro con el Papa, Benedicto XVI, en Madrid. Al arciprestazgo de Montehermoso nos llegaron 230 jóvenes provenientes de Francia. Nosotros acogíamos la tardenoche del 11 de agosto, gracias a la gran generosidad de varias familias, a 32 jóvenes. Desde el principio nos propusimos que se sintiesen como en su casa, tarea nada fácil. La mañana del día 12, antes de marchar el grupo al encuentro arciprestal que se había preparado en Alagón del Río, les acompañamos en el parque al rezo de Las Laudes que dirigió don Emilio, sacerdote francés que venía  acompañando a los jóvenes peregrinos; el párroco, don Vidal, en nombre de todos nosotros les daba oficialmente la acogida. En Alagón, pese a la inesperada y persistente lluvia, pudieron disfrutar de juegos, dinámicas, canciones. Hubo comida compartida y celebración de la Eucaristía. El día siguiente peregrinaron al santuario portugués de Fátima, una jornada mariana donde se rezó el rosario y se comprometieron a imitar a la Virgen María en el seguimiento a Jesús. El día 14 tuvimos la Misa dominical donde todos pudimos rezar y dar gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, por los días vividos con los jóvenes peregrinos de la JMJ.
Una comida compartida, preparada por las familias que acogieron a los jóvenes y diversos grupos de la parroquia, marcaba el final. La despedida fue muy emotiva. Entre los besos y abrazos se deslizó tímida-mente alguna que otra lágrima. Cuando el autobús se alejaba nos quedaba la satisfacción de haber alcanzado el objetivo primero, que se sintieran, lejos de casa, como en su casa, y… ¡lo habíamos logrado! Gracias familias. Gracias al grupo de jóvenes de Montehermoso que estuvisteis acompañando en todo momento a los jóvenes venidos de Francia. Gracias a Arturo Gil que coordinó todo el trabajo.
Ya ha pasado más de un mes de aquellos dichosos días, y, quiero deciros, que he recibido un correo electrónico de don Emilio, el sacerdote responsable de los jóvenes franceses. Me hizo gran ilusión. Sólo quería, en nombre de todos, darnos las gracias por la hospitalidad que les habíamos brindado, por la amabilidad con la que les tratamos y la sonrisa que se encontraron en nosotros. “En estos tiempos difíciles que vivimos, cada vez en más raro encontrar a gente positiva y agradable”, escribía. Y añadía que se acordaron de rezar por nosotros en el multitudinario encuentro de la Jornada Mundial de la Juventud con el Santo Padre en Madrid. Gracias." 

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