Una Experiencia de Fe en las JMJ de Brasil.
Hola, me llamo Miguel Martínez Vilela soy un joven 20 años del Ferrol (la Coruña) y esta, ha
sido mi segunda JMJ, la primera fue en casa, en Madrid, en el 2011.
Escribo esto, dos días después de aterrizar en España, por lo que estoy en una nube, asimilando
todo lo vivido allí y meditando las palabras del Santo Padre Francisco.
Salimos de Santiago de Compostela el día 14 de
julio dirección Barcelona, para allí coger un
vuelo dirección São Paulo, donde viviría la semana más intensa de la JMJ, la semana misionera.
Llegamos a la diócesis de Campo Limpo, a las afueras de São Paulo, una zona muy humilde de
favelas.
La primera pregunta que se te viene a la cabeza es ¿Qué estoy haciendo yo aquí?, pregunta
que, ya el primer día, al llegar a la casa donde te vas a alojar se te olvida cuando notas que esas
familias son humildes en lo material, pero mucho más ricos que nosotros en lo personal. Te
acogen como uno más, de la familia y te lo dan todo.
No hay palabras para describir esa primera semana, solo decir que me sentía en casa, vivimos
en comunión como auténticos cristianos. Me acuerdo de un momento muy impactante para
mí y fue, cuando fuimos a pedir alimentos para diferentes asociaciones, ya que todos nos
preguntábamos como íbamos a pedir alimentos a gente que ya tiene lo justo para vivir, y el
sacerdote de la parroquia nos dijo “No hay un pobre tan pobre como para no dar ni un rico tan
rico como para no recibir” y fuimos con esa intención y así fue, que conseguimos kilos y kilos de
alimentos.
El último día de la semana misionera, en un momento de oración, reflexionando sobre el lema
de la JMJ “Id y haced discípulos a todos los pueblos”, pensaba; yo he venido pero los que han
evangelizado fueron ellos con su ejemplo y su vivencia de la Fe, recibí mucho más de lo que
pude dar.
El domingo siguiente a nuestra llegada, salimos en dirección a Río de Janeiro para los actos
centrales de las JMJ con el Papa Francisco, haciendo una parada en el Santuario de Nuestra
Señora de Aparecida.
En la semana de la JMJ en Río de Janeiro pude experimentar como la gente te recibe como el
Cristo del Corcovado, con los brazos abiertos. Poder compartir la misma Fe, el mismo amor, el
amor de Dios, con tantos jóvenes cristianos es lo más grande que se puede sentir estando allí.
Las palabras del Papa, no nos han dejado indiferentes, nos han empujado a cambiar al mundo,
a llevar a Dios a todos los rincones de la Tierra, a seguir adelante con Fe y esperanza.
Para terminar, sólo deciros que no dejéis de participar en las JMJ, pues son unas fiesta de Fe
que nos animan a seguir más de cerca a Jesucristo, por eso desde estos momentos os digo:
NOS VEMOS EN POLONIA EN EL 2016!!
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