Mi Testimonio de JMJ.
Soy Marta, de Alicante, y se puede decir que soy fan de las Jmj. Esta ha sido mi cuarta Jmj, y,
de mi boca sólo salen palabras de agradecimiento a Dios por haber hecho posible este viaje y
por haberme dado la oportunidad de vivir esta experiencia tan gratificante y alucinante junto
con el resto del grupo.
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>> Dos semanas dan mucho de sí, en las que compartes con los demás momentos de alegría y
risas y otros momentos más durillos a los que se le suman las incomodidades, el cansancio del
día a día, las colas para comer o ir al baño, etc. pero dándole a todo ello un sentido, que es
Cristo! Todo compartido con los demás y por Él se hace más llevadero. Él fue el culpable de
llevarme a Brasil para conocer una realidad pobre y humilde, pero al mismo tiempo generosa,
entregada y alegre.
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>> De la primera semana que estuvimos en una zona de favelas de Saõ Paulo, he aprendido
que uno/a es más feliz no por cuanto más posee sino por cuanto más da, en definitiva, por
cuanto más se entrega a los demás. Y, eso es lo que contínuamente recibíamos por parte de
las familias que nos acogieron y de los voluntarios que estaban con nosotros participando en la
semana misionera. Su generosidad, su disponibilidad y su acogida para con nosotros ha sido
inmensa y ejemplar.
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>> En la segunda semana, vivida en la preciosa ciudad de Río de Janeiro, se me quedaron
grabadas las palabras que el Papa Francisco nos dijo en el acto de bienvenida en la playa de
Copacabana: " No tengo oro ni plata pero traigo a Jesucristo ". Nos habló de la confianza que
Cristo deposita en los jóvenes y que de nosotros depende el futuro de la Iglesia. También nos
animó a comprometernos con Cristo repitiendo en alto estas tres palabras: " Oración,
Sacramentos y ayuda a los demás ". ¡Qué hermoso y alucinante oír a los tres millones de
personas que allí estábamos corear estas palabras!. Es ahí cuando me daba cuenta de que sólo
el de Arriba es capaz de hacer algo así.
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>> El Papa también nos propuso jugar en su equipo, el equipo de la Iglesia Católica. Y nos hizo
la comparación de que al igual que Brasil tiene pasión por el fútbol y entrenan para estar en
forma, nosotros los cristianos tenemos que tener pasión por Cristo y entrenarnos en el camino
de la fe para afrontar las situaciones de la vida y dar testimonio de nuestra fe alegre y joven.
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>> Estos días allí vividos fueron un gran regalo para mí, en los que haces amistades nuevas y
>> renuevas esa fuerza interior, necesaria para la vuelta a casa; vuelta a la rutina en la que dar
testimonio de tu fe cristiana, que no es tan sencillo como quizá lo haya sido estos días atrás en
Brasil.
>> Por tanto, animo a todos los jóvenes a vivir esta experiencia de fe en la próxima Jmj en
Cracovia 2016. ¡Allí nos vemos!
>> Marta Henarejos
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