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¡GRACIAS! ¡GRACIAS! ¡GRACIAS! - Reflexión sobre los “Días en la Diócesis” en Sierra de Fuentes

“Queremos decirles que gracias a los antiguos españoles nosotros somos católicos en Filipinas “. Esta fue una de las primeras frases que escuché en boca de Dave Balino, el portavoz de los jóvenes filipinos que estuvieron en nuestra parroquia de Sierra de Fuentes entre los días 10 y 14 de agosto, con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud.


En estos días hemos rezado juntos, como lo hacemos aquí, ante el Señor del Risco y San Isidro Labrador. Les hemos acompañado enseñándoles lo mejor de nuestro pueblo. Compartimos una jornada con los jóvenes del arciprestazgo en Montánchez… Pero, confieso que lo que más me ha sorprendido es la cantidad de veces que he escuchado la palabra “gracias”: en español, en inglés, en tagalo… Ahora estoy seguro de que han sido una “gracia”, un “don” de Dios, la convivencia de estos pocos días. Queríamos acogerles como quien da posada a unos peregrinos pero nos ha sucedido lo de Abraham (Gén.18): es Dios quien nos ha visitado a través de sus ángeles, de sus mensajeros. Los 19 jóvenes filipinos, que después se quedaron en 17 porque dos de ellos se trasladaron a Valdefuentes, nos han animado con su entusiasmo por la familia y por la vida, y han compartido con nosotros su fe, vivida intensa y jovialmente. Es verdad, con ellos Dios nos ha visitado. Ha sido la particular JMJ de la Parroquia Sierra de Fuentes.


Pronto me acordé de aquellos misioneros que en los tiempos antiguos, cuando nadie podía pensar aún en aviones ni en internet, se echaron a la mar, movidos por el deseo de evangelizar. Busqué en un diccionario que tenía en casa, el mismo que regalaríamos a nuestros amigos filipinos en su despedida, y me fijé en uno de ellos, un franciscano, Pedro de Perales. Había nacido en el mismo pueblo que yo, en Perales del Puerto, y Llegó a Filipinas en 1662 pero falleció cuando apenas llevaba dos años.
A unos kilómetros de este pueblo, en el término de Gata, hay unas ruinas de un convento franciscano, cuyos frailes iban con frecuencia a Perales. Es el convento de “Nuestra Señora de Monte Caeli”, conocido también como “del Hoyo”. Pensé que, seguramente, fray Pedro había partido a Filipinas desde allí y convencí a mi paisano Julián Carlos para visitar este sitio que yo había visto en otras ocasiones. Pero esta vez era distinto. De alguna manera quería yo transmitir a aquellos frailes y, en particular, a mi desconocido paisano, Fray Pedro, el sentimiento de gratitud que nos había expresado Dave en Sierra de Fuentes.

Han trascurrido ya más de un mes y sigo teniendo en mi memoria y en mi corazón cada rostro sonriente de mis amigos de CFC- FFL. No me resulta fácil aprenderme el nombre de la gente. Eso y el no saber inglés me hacían sufrir cuando estábamos juntos, aunque Dave y Marie estaban siempre dispuestos a traducir lo que decíamos. Ahora, encima de mi mesa, tengo una fotografía con todo el grupo y ya soy capaz de ponerle nombre a cada uno de ellos. Cuando voy a la Parroquia la gente me pregunta por los chicos filipinos, porque saben que, de vez en cuando, me comunico con ellos a través de internet… Algo nuevo ha comenzado.

Verdaderamente se ha establecido un puente entre Filipinas y nosotros. Un puente que debemos mantener, si es la voluntad de Dios, porque todos, de alguna manera debemos ser “pontífices” (constructores de puentes) como dije en la Misa de despedida el 14 de agosto.

Una gran distancia nos separa pero siento que somos de una misma familia, la familia de Dios, para quien ya “no hay judío, ni griego, ni hombre, ni mujer, ni esclavo, ni libre…” porque todos somos uno en el Señor ( Gal, 3, 28). 

Rvdo D. Jesús Moreno Ramos 
Párroco de Sierra de Fuentes y Vicario Episcopal de Pastoral Social 

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